Hoy a eso lo llamamos posverdad, a la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública. Así se influye en las actitudes sociales. Para ello, el que una noticia aparente ser verdad es más importante que la propia verdad. Apelar a la emoción y a las creencias personales es más decisivo que los hechos objetivos.
Un ejemplo: Etiquetar a las personas por su etnia o por su origen y además saltar la alarma cuando se habla de migración resaltando sus aspectos más negativos y además vincular una y mil veces al extranjero con la delincuencia y además etc, etc... Podemos ir sumando condicionantes que van creando sentimientos de rechazo, al menos de recelo, que van modificando nuestra percepción sin que ni siquiera sea necesario acercarnos a la veracidad de los hechos.
Nos hemos enfurecido al ver los contenedores llenos de ropa que supuestamente han tirado los refugiados del Acuarius; hemos alucinado al ver los móviles caros que traían en sus equipajes. Sin preocuparnos de buscar una explicación que pudiera alterar nuestras emocion es.
Hoy a eso lo llamamos falacia, a un argumento que parece valido, pero no lo es. La trampa de la afirmación está en el propio argumento, no en la veracidad o falsedad de las premisas. Os comento alguna que he detectado últimamente en las redes sociales. (más info. www.falacias.escepticos.es)
Una falacia muy común es la conocida como "Argumento ad verencundiam", consiste en nombrar a un experto o famoso como garantía de veracidad. La trampa está en que lo que se trata de colar no es objeto de su especialidad. Hace unos días leí que Celia Villalobos había dicho "Lamento que mueran en el mar, pero en mi país no quiero verlos". También la imagen de Bertín Osborne ha sido utilizada de manera parecida con un argumento falaz. Aunque fuera cierto que lo hubieran dicho, que se ha demostrado que no, su opinión no deja de ser como la de cualquier otra persona y precisa un razonamiento. Subrayo que las dos noticias son falsas, ni Celia pronunció nunca esas palabras, ni Bertín mandó a los refugiados a la casa de nadie.
Hoy a eso lo llamamos Bulos, a las noticias falsas que pululan por las redes sociales y van construyendo posverdad. Es tal la cantidad de mentiras que ya hay un portal dedicado a denunciar y destapar los bulos en la red y las falsas afirmaciones científicas. (mas info. www.maldita.es)
Hoy a eso lo llamamos inmigracionalismo, a la manipulación informativa sobre inmigración tendente a producir miedo, odio o confusión. Hablar de personas ilegales, de avalancha de pateras o contar cómo un delito ocurrió en un lugar frecuentado por inmigrantes, son ejemplos de este fenómeno informativo. (más info. www.inmigracionalismo.org)
Hoy llamamos de manera diferente a lo de siempre, a los mecanismos de manipulación de toda la vida. No dejemos que nos la cuelen.
Pero el poder en la manipulación no lo tiene el emisor, sino del receptor. El que habla siempre quiere transmitir. Es el que escucha, el que lee, es el responsable de dar o no credibilidad a lo que tiene delante. Por ello hoy, como siempre, es importante:
- Buscar formación y no sólo información.
- Tratar de conocer y empatizar con la opinión de las personas que piensan diferente.
- Aprender a no tener que llevar la razón. Aporta libertad, controla nuestro ego, nos hace más flexibles y multiplica esa sensación casi mágica de no dejar nunca de buscar (Gracias M por compartir conmigo esta idea).
- Escuchar a los expertos en cada materia, dejarse asesorar.
- Escuchar sólo lo mismo nos da seguridad, escuchar lo diferente nos permite aprender.
- Salir a menudo de la zona de confort.
- Opinar con respeto.
¡Que no te la cuelen! ¡Vive libre de tópicos!
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